domingo, 31 de enero de 2010

A mi me pasan todas...

No sé porqué será que cuando uno decide limpiar el rancho bien pipi-cucu, la madre naturaleza se empeña en no agradecértelo. Mientras corría muebles, heladera, sillones, etc, etc, etc, para limpiar, lustrar y perfumar mi departamento, la "madre", tan alterada últimamente, en cinco segundos y de sorpresa se desató en una tormenta de viento y tierra de la p..m.., cagándome el día.
Soltando plumero y lampazo en mano, salí corriendo despavorida, sin saber que hacer primero, si cerrar las ventanas o las puertas. El viento y la tierra entraba por las persianas con un silbido fantasmal. En un minuto me encontré herméticamente encerrada, con el ambiente caldeado, con el departamento hecho un asco y algunas cosas por el suelo, con tierra y olor a ella, porque el de jazmín no había quedado ni rastros.. pero eso sí...ni una p.. ni mísera gota de agua cayó, el viento era frío como esperábamos, pero la tierra bajó cuando se les cantó las pelotas. Seis horas después, a medianoche, pude abrir una puerta, ( transpirando como loca, y sin cenar por la bronca), para respirar una bocanada de aire fresco perfumada a tierra, mientras me preguntaba... otra vez tengo que agarrar el plumero y el lampazo?, naaaaaaaa, es como el refrán..." el que se quemó con leche, ve la vaca y llora".
Mabel

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